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Por donde quiera que se vea, Angelique es una reina.

Clase y elegancia se conjugan para deslumbrar a quien se ponga enfrente. Pero además de su belleza, su calidez humana y la sencillez que emana, la convierten en la mujer perfecta.

Angelique es mucho más que la protagonista buena o la villana que hemos disfrutado en la pantalla de televisión. Basta con acercarse un poco a ella para darse cuenta de que se trata de una estrella que si brilla es para compartir su dicha con quien la admira. Entre proyectos sumamente talentosos, platicó con nosotros para dejarnos apreciar esa faceta humana y soñadora que engalana algunas de las telenovelas más exitosas de los últimos años.

 

El modelaje y la actuación siempre se te han dado de forma natural, pero ¿alguna vez llegaste a tener intenciones de dedicarte a otra cosa?

Hubo un momento en el que quise ser bailarina de ballet, estuve a punto de entrar a Bellas Artes pero ya llevaba un tiempo en Televisa, así que era momento de abandonar un camino para iniciar otro y era muy rudo; entonces preferí quedarme estudiando actuación y estoy muy feliz de que mis sueños se estén haciendo realidad.

 

¿Cuál fue el proyecto que consideras que hizo que el público te identificara?

He sido muy afortunada por los proyectos en los que me ha tocado estar; el primero en el que estuve al 100% fue Rebelde, marcó una generación y una etapa de mi vida. Después hice Corazón Salvaje seguida por Alma de Hierro con Alejandro Camacho, Blanca Guerra y Rafael Inclán, quienes me enseñaron a respetar el set y posteriormente obtuve el protagónico de Teresa que se convirtió en un personaje emblemático. Todo ha sido muy significativo y he disfrutado mucho cada etapa, realmente estoy muy agradecida. Aún así, sé que nunca hay que conformarse con nada y hay que seguir sorprendiendo al público.

 

¿Con cuál de tus personajes te has sentido más identificada?

Con ninguna (risas). Prácticamente he vivido con ellas y he ido sufriendo sus procesos así que no quisiera decir que me identifico con alguien que ha sido malo o sumiso y que ha atravesado cosas desagradables.

 

¿Prefieres ser buena o villana?

Las villanas son muy divertidas y las buenas sufren mucho, pero me gusta ser todo. Agradezco la oportunidad de que en un solo proyecto haya podido interpretar a la parte buena, mala y la que canaliza a ambas, fue una gran suerte y un honor participar en ese proyecto.

 

¿Siempre has estado contenta con los cambios de imagen que requieren tus caracterizaciones?

Es algo difícil porque me gusta mucho confiar en el talento de la gente, creo que cada quién tiene un puesto de trabajo que se respeta y de esa parte creativa se hace un buen trabajo en equipo. Trato de enriquecer a mis personajes en medida que el director y el equipo me lo permiten pero tal vez en el caso de Ana Leticia en Tres veces Ana me habría gustado que ella fuera de otra forma; sin embargo, estaba muy marcado que era caprichosa, a veces era difícil lidiar con eso y su peinado no me gustaba.

 

¿Cuáles han sido los mayores sacrificios para mantenerse vigente en un medio tan competido?

Hay una frase que me encanta: “Con los pies en la tierra y los ojos en la luna” confío en que hay que ser soñadores y decretar en grande, aprender a no vivir con expectativas para poder ser felices porque el ego y la envidia son muy feos, además de que no te permiten disfrutar el éxito por estar en constante competencia con los de al lado. Personalmente, si donde estoy puedo ayudar a alguien, lo hago. El trabajo en equipo y el respeto a los horarios así como las buenas formas en que se piden las cosas, funcionan. También hay que ser exigentes porque si uno está dando todo, también hay que sacar lo mismo de quienes nos rodean y motivarlos. Me gusta eso, creo que es la forma en que mi carrera se ha enriquecido de la gente que he conocido en este medio.

 

¿Cómo han cambiado las telenovelas en los años que te has dedicado a ellas? Definitivamente hay mucha más libertad, me gustan los temas que se tocan y sin embargo, aunque a veces hagamos refritos, siempre hay una mano nueva y la adaptación permite que haya ciertos cambios, creo que no se puede contar una historia de la misma forma que hace años por la tecnología, tal vez ya no se puede ser tan poético como antes porque ya existe el internet y las redes sociales, con eso todas las cosas ya son más directas. Hay que avanzar acorde a los cambios de la vida y las novelas lo han hecho muy bien.

 

¿Buscas dar algún ejemplo en general a las mujeres?

He tenido la suerte de interpretar personajes aspiracionales y de representar cosas que no queremos en la sociedad para que mis actuaciones funcionen como mensajes con los caminos que a veces eligen los personajes (que en ocasiones no son los más correctos). Así das el ejemplo de lo que es bueno y malo para que la gente lo juzgue con su criterio; me gusta hacer personajes con los que se identifiquen y de los cuales aprendan, yo aprendo mucho porque a veces me ha tocado interpretar alguna situación que me está ocurriendo.

 

¿Cómo te sentiste al participar en Bailando por la boda de mis sueños?

Fue un gran proyecto para mí y llegó en un momento ideal a mi vida, justo iba terminando Rebelde y no sabía qué iba a hacer, a los 2 meses ya estaba aprendiendo a bailar porque venía de una línea de ballet y jazz; ahí llegué a aprender guaracha, merengue, tango, cumbia, quebradita, hip hop y reggaetón, pero sobre todo aprendí lo duro que es estar en un reality show. Se trata de un trabajo intenso donde teníamos que montar cinco coreografías de minuto y medio a la semana para un programa en vivo, trabajas arduamente y cuando llega el domingo y te ponen un 3 o 5 de calificación es difícil, incluso cuando sabes que se trata de una competencia. Es complicado porque además de luchar por ti, tienes que defender el sueño de alguien que no tiene nada que ver con el medio. En mi caso, tenía una pareja que deseaba casarse y yo debía llevarlos al altar mientras competíamos con compañeros que bailaban increíble como Irán Catillo y Susana González, es difícil experimentar este tipo de adrenalina en vivo.

 

¿Te gustaría volver a participar en un proyecto donde demuestres tus aptitudes musicales?

Me encantaría poder combinar las dos cosas: música y actuación. Requiere mucho trabajo y también me encantaría integrar algo de coreografía y baile, pero esta vez en novelas o en teatro.

 

¿El teatro te gusta tanto como la televisión?

Me gusta todo, respeto todo, todo requiere de un trabajo y desarrollo distinto, además de que lo disfruto enormemente. No paso mucho tiempo en casa viendo tele pero sí procuro estar al tiempo en las películas e ir al teatro los domingos, conocer los estrenos que hay en ambas partes.

 

¿Cuál es tu percepción sobre el mundo del cine?

Es muy minucioso y mucho más elaborado, en cine tienes más oportunidades de sentarte a hacer trabajo de mesa con tus compañeros, esa parte me gusta mucho. En cuestión de tecnología Televisa esta súper bien, así que espero pronto pueda tener alguna participación en una película de acción donde tenga un papel intrépido o policiaco, estaría bueno y sería muy distinto a todo lo que he hecho hasta ahora en mi trayectoria.

 

¿Con quiénes armarías tu elenco ideal?

Incluiría a mi mejor amiga Fernanda Castillo, a su marido Erik Hayser, a mi novio Sebastián Rulli y también me gustaría mucho trabajar con Maite Perroni y hacerlo otra vez con Ana Brenda y Zuria Vega, son compañeras que adoro y siento que han crecido mucho, me parece que sería padre reencontrarnos. Con Flavio Medina y Rafael Inclán también sería excelente, los admiro y me han inspirado mucho.

 

¿Existe alguna escena que nunca aceptarías hacer, ya sea para un comercial, película o novela?

Yo creo que hay límites en los personajes que de repente te pueden llegar, de repente he llegado a ver películas muy fuertes que me hacen pensar cómo hubo alguien que se

atrevió a hacer algo así. Difícilmente hay límites en la creatividad de un director, yo siempre estoy dispuesta a escuchar propuestas pero cuando te ponen a comer algo horrible, a hacer escenas de baño o de sexo explícito, es muy incómodo y no me gustaría hacer algo así.

Por Ingrid Cubas

 

Fotos: Carlos Ruiz

Maquillaje: Christian Briseño

Peinado: César Vargas

Styling: Mihaya Urtuzuástegui

Producción: Hilda Delgadillo

Coordinación: Erika Arredondo

Asistente de foto: Angélica Pineda

 

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